martes, 9 de diciembre de 2008

El pescado en el mercado.

Raro título, pero no puedo dejar de mencionar este recuerdo, cuando de niño, y no tan niño, mi padre me mandaba ir al Mercado del Cabanyal a comprar boga o sardina para pescar.

Solía darme un paseo viendo la mejor boga y la sardina más fresca, y oliendo ese profundo olor a pescado fresco. La luz incluso en el área donde se vende pescado es más cristalina, quizá por el reflejo en el hielo y en el propio pescado.

Formas y más formas y mil tonos de plata, pulpos, sepias, sorells, llisa, cientos de nombres y finalmente la boga o la sardina.

Me fascina incluso hoy día acercarme al pescado donde intento descubrir esa especie nueva de pescado que nadie conoce, o las conchas exóticas y los cangrejos, gambas y demás, que se mueven y palpitan entre las mayas.

La yaya Marina tenía una parada, un puesto en el mercado donde vendía lo que el yayo José y alguno de mis tíos pescaban. Marina, qué nombre para una mujer de pescador. José, marinero, pescador...

Mi madre me cuenta cosas de él, cosas de gran profundidad y valor, cuestiones respecto a los hijos que nada han cambiado desde entonces.

No hay comentarios: