lunes, 24 de mayo de 2010

Cambios en el gusto.

En mi mente y también en mi corazón quedan lor recuerdos relativos al gusto. Al gusto relacionado con la gastronomía.

No me gustaban la longanizas de Frankfurt, por ejemplo, pero luego más tarde si me agradaron con buena cosa de Kepchut, cambió mi gusto. Igualmente no me gustaban para nada las verduras igual que a cualquier niño de hoy, y de ayer también, y sin embargo es uno de mis platos favoritos ahora.

El repollo me encanta y precisamtne el otro día "inventé" una receta con repollo de lo más sencilla y exquisita.

Me invento recetas y a algunas les doy nombre como a los Rollitos Escorial, hechos con carne picada, etc. pero esto lo contaré otro día. Al igual que la receta de Macarrones Rellenos que asombra a todos los que están atentos al plato.

No me dilato más. Hace falta: medio repollo; setas de cardo; un diente de ajo; agua; aceite; sal; finas hiervas; unos huesos de pollo para hervir.

Se coge medio repollo y se hierve en una cazuela con unos huesos de pollo para que aporten algo de gusto, y una vez hervido y en su punto, se aparta.

En una sarten amplia se frien unas setas de las de cardo cortadas en juliana y un diente de ajo pequeño. Se puede añadir algo de hiervas, como orégano o algo similar, pero poquito.

Se añade el repollo hervido en trozos cortados como de juliana y se añade un poco más de aceite antes para compensar. Se dan unas vueltas para que el repollo pierda agua y cuando ha tomado color se aparta y se sirve directamente en el plato.

La gracia de este plato es el intenso contraste entre las setas y el repollo, y puede ser un plato principal, o acompañar una carne o un pescado.

Y pensar en que mi madre, Teresa, me persegía con una zapatilla en la mano a la hora ce comer verduras...

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